martes, 20 de diciembre de 2016

y TÚ, ¿qué has hecho en mi ausencia?

El Señor de la Paz salió anoche hacia su restauración. Ayer fue un día de tristeza para la feligresía de nuestra parroquia pues su Santísimo Cristo de la Paz se ausentará varios meses de su casa, de su templo, de su altar. Hubo lágrimas y miradas íntimas entre el Señor de la Paz y cada una de las personas que lo fue a visitar ayer, miradas de nostalgia, pero sobre todo, miradas de esperanza.

Esperanza por que regrese pronto, esperanza porque lo echarán de menos pero quizás, al menos desde hoy, debamos mirar lo que realmente debemos mirar. Por supuesto que su ausencia se notará, pero, ¿quién es más sabio que Dios? El Señor de la Paz eligió salir de su casa en el final del tiempo de Adviento, y no, no fue casualidad. Nuestro Cristo de la Paz nos enseña una vez más el camino a seguir ausentándose en vísperas del día más grande que puede haber para los cristianos: la Natividad.

En este tiempo de Adviento nos hemos preparado para la llegada del Amor, de la Luz en la oscuridad, o al menos hemos debido hacerlo, y el Señor de la Paz nos dice "me voy ahora para que os centréis en lo que viene". Es un tiempo donde tendremos que llevar a cabo toda esa preparación, propósitos y deseos que sean ejemplo de Cristo, para que cuando en unos meses regrese a su casa y nos pregunte: "y TÚ, ¿qué has hecho en mi ausencia?", podamos responderle: "Me preparé para tu llegada Señor".

Somos criados del Amor, debemos estar en vela constantemente y estar en vela no significa sólo esperar de forma pasiva, sino esperar con el corazón realizando las obras que Dios nos pide: Orar, Evangelizar y Creer.

Este tiempo de ausencia del Cristo de la Paz debe ser motivo para hablar más con Él, orando desde la distancia, buscando una relación más íntima con el Padre partiendo del Niño Dios, para que cuando regrese a su casa y nos pregunte: "y TÚ, ¿qué has hecho en mi ausencia?", podamos responderle: "Padre de la Paz, en tu ausencia me he acercado a aquellas personas que veo en tu casa todos los días y nunca las he saludado, he intentado hacer más comunidad porque sé que te alegraría, he rezado por todas las personas del mundo que sufren, he perdonado cómo Tú nos enseñas, le he hablado de ti a los demás, te he defendido cuando alguien te insultaba, me he quitado del centro de mi vida para ponerte a ti, me he implicado, he trabajado codo con codo, he regresado a tu casa de la cual me alejé, he olvidado asuntos pasados de enfados o intolerancia para empezar de nuevo, he mirado a mi prójimo como Tú nos miras a nosotros, he hecho de tu ausencia mi motivo para encontrarme a mí mismo, y todo gracias a ti."

Cuando el Señor de la Paz regrese a casa y nos pregunte: "y Tú, ¿qué has hecho en mi ausencia?", digámosle con Fe verdadera: "Señor, he llenado tu casa de Amor, como a ti te gusta."

Que la Paz de Cristo y su Misericordia os acompañe siempre.


JUNTA COORDINADORA
 GRUPO PARROQUIAL
 PAZ Y MISERICORDIA